Chiapas: estabilidad que debe cuidarse
En tiempos donde la incertidumbre económica es la constante, recibir la noticia de que Chiapas mantiene su calificación “HR AA-” con perspectiva estable es más que un dato técnico: es un recordatorio de que la disciplina financiera paga. La ratificación por parte de HR Ratings no se da por casualidad, sino por un manejo ordenado de la deuda pública, la ausencia de compromisos quirografarios y la capacidad de sostener las finanzas sin recurrir a créditos de corto plazo, incluso frente a un déficit.
Este equilibrio, sin embargo, no debe interpretarse como carta blanca para relajarse. El déficit registrado en 2024, motivado en gran parte por mayores gastos en nómina educativa y salud, deja claro que los retos de financiamiento siguen ahí y que las necesidades de la población no se detienen. El mérito está en que se cubrieron con recursos líquidos acumulados y no con más deuda.
La reestructura de los pasivos bancarios anunciada para 2025, que reducirá la sobretasa y ampliará el plazo de pago, es una jugada estratégica que podría liberar margen de maniobra para invertir en lo que verdaderamente importa: infraestructura, desarrollo social y proyectos productivos que detonen crecimiento. Mantener estable la relación deuda-ingresos es clave, pero más aún lo es garantizar que cada peso liberado se traduzca en bienestar tangible para las y los chiapanecos.
En finanzas públicas, la estabilidad es una condición necesaria, pero no suficiente. Chiapas ha demostrado orden y prudencia; ahora el desafío es que esos buenos números se reflejen en mejores servicios, oportunidades y calidad de vida. Porque la calificación crediticia es importante, pero la calificación que realmente cuenta es la que da la ciudadanía.