En Chiapas, apenas el 37.8% de la población tiene acceso diario al agua, a pesar de la abundancia de ríos y lluvias. La crisis hídrica golpea sobre todo a las zonas rurales, donde la gente sigue cargando cubetas o comprando agua en garrafones y pipas.
De acuerdo con Cántaro Azul, solo el 52.4% de las viviendas cuenta con agua entubada. El resto depende de acarreos, afectando principalmente a mujeres y niños, quienes caminan largas distancias para abastecerse. Además, gran parte del agua que recolectan está contaminada, lo que provoca enfermedades gastrointestinales.
El presupuesto estatal para agua se desplomó de mil millones de pesos en 2014 a menos de 100 millones en 2023. El Instituto Estatal del Agua opera con apenas 25 millones anuales, sin recursos ni personal suficiente. La descoordinación institucional y el uso político del agua agravan el problema.
Organizaciones proponen un Plan de Justicia Hídrica para atender esta crisis desde una perspectiva local y regional.