Tribunal de Disciplina: cambio de nombres, no de colores
En México, cambiar las estructuras sin transformar el fondo se ha vuelto una costumbre política. La reciente elección de magistrados para el Tribunal de Disciplina Judicial (TDJ), que sustituirá al Consejo de la Judicatura Federal a partir de septiembre, confirma una vez más esa vieja práctica de quitar piezas para acomodar las propias.
Cinco nombres encabezarán este nuevo órgano que, en papel, busca sancionar a jueces y magistrados por actos de corrupción. Sin embargo, más allá de las credenciales legales o judiciales, lo que salta a la vista es la filiación política de los elegidos: todos afines a Morena, el partido en el poder.
De Celia Maya, excandidata al gobierno de Querétaro por el PRD y Morena, a Bernardo Bátiz, procurador de justicia capitalino durante el gobierno de Andrés Manuel López Obrador, pasando por Verónica de Gyves y Rufino León Tovar, todos comparten algo más que trayectoria jurídica: su cercanía con el régimen.
Este escenario no es nuevo. En el país de los “acordeones” electorales, donde nombres sugeridos en listas previas coinciden sospechosamente con los resultados oficiales, la autonomía judicial sigue siendo un anhelo más que una realidad. El mensaje que se envía es claro: la vigilancia y sanción al Poder Judicial estará bajo control de quienes hoy gobiernan.
Vale recordar que la Constitución señala que el TDJ debe actuar con imparcialidad, prontitud y apego a derecho. Sin embargo, cuando quienes conducen un órgano de control llegan desde la trinchera del poder político, la duda razonable se instala: ¿hasta dónde llegará esa imparcialidad cuando toque juzgar a jueces incómodos para el régimen o cuando las denuncias provengan desde la oposición?
México necesita una justicia que se vea y se sienta autónoma, que no dependa de colores ni coyunturas. El riesgo de politizar aún más los contrapesos judiciales puede terminar por minar la ya frágil confianza ciudadana en las instituciones. Cambiar nombres sin romper con la vieja costumbre del reparto de cuotas es solo disfrazar el sistema.