Hablando de Derechos, por Guillermo Asseburg Archila
Como he comentado anteriormente en este espacio, la próxima elección judicial en México no es solo un evento político, es un momento crucial para definir el carácter y la dirección del Poder Judicial y la impartición de justicia en los años venideros. En este proceso, la preparación, experiencia y el compromiso de quienes participamos como candidatos, y la voluntad de los electores, serán determinantes para garantizar que la justicia en nuestro país sea verdaderamente equitativa, respetuosa de los derechos humanos y capaz de responder a las necesidades de una sociedad tan diversa como la nuestra.
Es imprescindible que las y los jueces, magistrados y ministros que resulten electos posean una perspectiva humanista. Esto significa que deben ser capaces de interpretar y aplicar la ley con sensibilidad hacia las realidades sociales, priorizando la defensa de los derechos de los grupos más vulnerables. La justicia no puede ser fría ni distante; debe ser empática y consciente de las desigualdades que afectan a millones de personas en México.
Además, la preparación y la experiencia son cualidades esenciales para quienes aspiren a formar parte del Poder Judicial. No basta con cumplir requisitos mínimos; se necesita un profundo conocimiento del derecho, una trayectoria que refleje compromiso con la justicia y una capacidad demostrada para tomar decisiones éticas y fundamentadas. La ciudadanía tiene el derecho y la responsabilidad de exigir que los candidatos sean personas con un historial impecable y una visión clara de lo que significa servir al país desde el ámbito judicial.
Por otro lado, el respeto a los lineamientos marcados para este proceso electoral es una prueba de la integridad de quienes participan. La transparencia, la rendición de cuentas y el apego a las normas no solo legitiman el proceso, sino que también son indicadores del futuro actuar de los electos dentro del Poder Judicial. Si desde ahora se demuestra un compromiso con la legalidad y la ética, se puede confiar en que ese mismo compromiso guiará su desempeño en el cargo.
En conclusión, la elección judicial en México es una oportunidad para construir un Poder Judicial que sea un verdadero pilar de la democracia y el Estado de Derecho. La ciudadanía debe estar atenta y activa, exigiendo que quienes participen en este proceso sean personas humanistas, preparadas, experimentadas y respetuosas de las normas. Solo así podremos garantizar que la justicia en nuestro país sea un reflejo de los valores que queremos para nuestra sociedad: equidad, respeto y solidaridad. Este es el momento de actuar con responsabilidad y visión de futuro.