DESDE 2019, Guardia Nacional sabía de cuerpos incinerados en Teuchitlán

Reportes oficiales revelan que desde agosto de 2019 se encontraron restos calcinados y zapatos dispersos en la misma zona donde buscadores de Jalisco descubrieron un crematorio clandestino; grupos criminales intentaron sobornar a las autoridades.

La corrupción y la impunidad rodean el caso de Teuchitlán, donde el colectivo Guerreros Buscadores de Jalisco localizó un crematorio clandestino. Documentos oficiales revelan que cuerpos incinerados habían sido hallados en la misma zona desde hace seis años.

Un informe consultado por Mexicanos contra la Corrupción y la Impunidad (MCCI) detalla que el 10 de agosto de 2019, la Guardia Nacional localizó una finca en Teuchitlán, cerca de la comunidad de La Estanzuela, con varios cuerpos calcinados. En el informe se describe que los restos fueron encontrados entre sembradíos de maíz y que, al igual que en el hallazgo reciente del colectivo, se hallaron zapatos abandonados, sugiriendo la existencia de una fosa clandestina.

El reporte también menciona que en el predio acordonado se observaba una gran mancha negra de ceniza, señal de incineración masiva de cuerpos.

Intentos de soborno para frenar investigaciones

Siete meses después, un comisario de Teuchitlán informó que un grupo criminal había intentado sobornar a los agentes de la Guardia Nacional para que «le bajaran a la intensidad de las operaciones». El reporte del 21 de marzo de 2020 indica que los delincuentes buscaban negociar una cantidad de dinero y una fecha de entrega. La oferta fue rechazada, y ante posibles represalias se reforzó la seguridad en la base de operaciones.

Cateo en un rancho vinculado al crimen organizado

El 20 de septiembre de 2024, una denuncia anónima alertó a la Guardia Nacional y al Ejército sobre un grupo de personas armadas en un rancho abandonado en La Estanzuela. Al llegar al Rancho Izaguirre, los agentes fueron recibidos con disparos. En el operativo se detuvo a 10 presuntos delincuentes y se rescataron dos personas secuestradas. También se incautaron armas de fuego, granadas, chalecos balísticos y vehículos.

Sin embargo, a pesar del cateo, en ese momento no se identificaron los indicios de un crematorio clandestino, lo que revelaría meses después el colectivo Guerreros Buscadores de Jalisco.

Omisión y negligencia

Días después del cateo, el colectivo comenzó a recibir mensajes anónimos alertando sobre restos humanos en el rancho. Sin recursos para trasladarse, tuvieron que esperar hasta marzo de 2025 para investigar el sitio.

Al llegar, encontraron que la propiedad no estaba asegurada. Dentro de una de las bodegas, a solo 30 centímetros de profundidad, hallaron decenas de casquillos oxidados, bolsas con balas de gotcha, montículos de ropa y calzado abandonado.

Raúl, un padre buscador cuyo hijo desapareció en 2018, relató la indignación del colectivo al descubrir que la Fiscalía y la Policía Municipal no habían recogido evidencia clave.

«No entendemos por qué no hicieron su trabajo. Encontramos muchísima evidencia que pudo haber sido útil para investigar a los responsables».

El hallazgo en Teuchitlán expone no solo la violencia del crimen organizado, sino también la negligencia de las autoridades en investigar y prevenir estos crímenes.

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