Observatorio Solar, por Gonzalo Núñez
Chiapas es uno de los estados más privilegiados en términos de recursos naturales: cuenta con abundantes cuerpos de agua, vastos bosques y una gran diversidad de climas. Estas características lo convierten en un verdadero edén con el potencial de contribuir significativamente al desarrollo y progreso de México.
Sin embargo, en lugar de beneficiar a la población chiapaneca, estos recursos han sido explotados por un pequeño sector que ha hecho de ellos su patrimonio privado. La tala inmoderada ha devastado los bosques —verdaderos pulmones de aire fresco— y ha provocado la degradación de ríos y cuencas. Esto ha impactado negativamente los sistemas de riego agrícola y ha reducido la disponibilidad de agua en la región.
Chiapas cuenta con 10 cuencas hidrográficas, divididas en subcuencas, entre las que destacan las del Grijalva, Usumacinta, Lacantún, Jataté, Tulijá, Tzaconejá, Santo Domingo y Ningunilo. Todas ellas han sido afectadas por la deforestación y el cambio climático, mientras que gobiernos anteriores no implementaron estrategias para su restauración.
Ante este panorama, el gobernador del estado, Eduardo Ramírez Aguilar, ha puesto en marcha el programa de Saneamiento y Restauración de las Microcuencas, una iniciativa de La Nueva ERA en Chiapas cuyo objetivo es la recuperación de los recursos naturales de la entidad.
Aunque el concepto de cuenca hidrográfica es ampliamente conocido, es fundamental considerar la microcuenca desde una perspectiva social, económica y operativa, además del enfoque territorial e hidrológico tradicional. Una microcuenca es una unidad geográfica en la que habitan familias que dependen de sus recursos naturales, como el suelo, el agua y la vegetación. Desde el punto de vista operativo, una microcuenca puede ser planificada para garantizar el uso sostenible de sus recursos, beneficiando a las comunidades que la habitan.
Siguiendo su eslogan de Humanismo que Transforma, el mandatario estatal aseguró que su administración implementará estrategias para mejorar la calidad del aire, el agua y el suelo. Entre las acciones contempladas destacan el saneamiento de cuerpos de agua, la reforestación, el combate de incendios y la captación de agua pluvial. Estas medidas se llevarán a cabo en coordinación con los tres niveles de gobierno y con la participación activa de la ciudadanía, que será retribuida por su colaboración.
Este proyecto atenderá 71 microcuencas en 33 municipios del estado, con el propósito de restaurar los ecosistemas y restablecer el ciclo hidrológico. Se espera que esto permita la recuperación del caudal de los ríos secos, la conservación de los recursos naturales, el fortalecimiento de la producción agrícola y la mejora en la calidad de vida de la población.
Sin embargo, para alcanzar estos objetivos es fundamental el trabajo conjunto entre sociedad y gobierno. Es necesario generar conciencia y fomentar la educación ambiental para proteger y conservar los recursos naturales que hacen de Chiapas un estado único.
“Estas acciones hablan de un gobierno humanista que piensa en el presente y se prepara para el futuro”, afirmó el gobernador.
Un vistazo a la historia
Cuando mi padre, don Francisco Núñez, El Gitano, visitó Chiapas por primera vez hace más de siete décadas, comentó a su amigo, el empresario hotelero Bernardo Palomeque, que este estado era el futuro de México. Comparándolo con el norte del país, de donde él provenía (Sonora), señaló que Chiapas tenía todo lo que en otras regiones escaseaba: agua, bosques, tierra fértil y, además, a las mujeres más bellas. Y la verdad, no se equivocó.