El Tren Maya y los Acuerdos Trump-Sheinbaum, o cómo cambiar el futuro de México mientras ignoramos el presente
En un mundo donde la realidad supera a la ficción, México sigue ofreciendo contenido digno de un thriller de bajo presupuesto. Vamos a empezar con la maravillosa idea del Tren Maya, esa obra maestra de la ingeniería que promete unir a los turistas con los paraísos naturales, todo mientras amenaza a los ecosistemas de la península yucateca. ¿Quién necesita estudios ambientales cuando tuvimos un presidente que se empeña en transformar cada problema en un evento histórico? Pero tranquilos, que ahora un tribunal de Yucatán acaba de ordenar la suspensión de los tramos 5 y 7 del tren hasta que se presenten los estudios ambientales. ¡Qué sorpresa! Parece que hasta la justicia mexicana está cansada de esperar que alguien, por fin, haga las cosas con responsabilidad. ¡Nada como esperar que el caos se resuelva por sí solo!
Y mientras tanto, en otro rincón de esta novela política, José Antonio Crespo, analista político y experto en especulaciones, se toma un descanso para darnos su receta secreta para el éxito internacional: si Donald Trump logra separar a Claudia Sheinbaum de Andrés Manuel López Obrador, podría lograr acuerdos fantásticos con ella. ¿En serio? Aquí estamos, esperando que un hombre que no sabe ni cómo se dice «acuerdo internacional» logre un tratado de paz con su vecino del sur, mientras que Sheinbaum, cuya principal cualidad parece ser la de tratar de ser una versión corregida y aumentada de AMLO, tiene todo lo que se necesita para ser la nueva gran esperanza de la diplomacia mundial. ¿Lo mejor de todo? Todo esto se resolverá con una separación mágica, como si fuera un chisme de telenovela política, donde la «buena» se libera del «malo» y el mundo, por arte de magia, se vuelve un lugar mejor.
Por supuesto, no nos olvidemos de los miles de problemas que afectan al país, como la violencia, la pobreza y el sistema de salud en ruinas. Pero oye, al menos Sheinbaum y Trump podrán negociar sobre qué tren va más rápido mientras el planeta se va al traste. El futuro de México está en buenas manos: si el Tren Maya no acaba con los ecosistemas, tal vez sea Trump quien termine de arreglar la situación internacional, o al menos lo intente con su habitual gracia diplomática.
En resumen, aquí estamos: un país donde la política parece más un juego de ajedrez sin tablero y donde lo importante no es lo que sucede, sino quién se lleva la última palabra. Pero al final, seguro que todo se resolverá… algún día. O tal vez no. ¿Qué sabemos nosotros? Sólo somos observadores de este increíble espectáculo donde la ironía es la única que realmente gana.