En la Mira, por Héctor Estrada ·
La violencia criminal en Chiapas ha pasado muy rápido de un asunto de adultos a una estadística roja que cada vez contabiliza a más menores entre sus víctimas mortales. El caso más reciente ocurrió apenas este lunes 25 de noviembre sobre la carretera Chiapa de Corzo – Acala donde un jovencito de sólo 14 años perdió la vida durante otro de los ya recurrentes ataques armados que suceden en Chiapas.
Y es que, los reportes sobre niñas, niños y adolescentes asesinados por violencia criminal se han vuelto cada vez más constantes. Tan sólo durante los últimos dos meses cinco menores de edad han perdido la vida a consecuencia directa de ataques perpetuados por el crimen organizado en las zonas metropolitanas de Tuxtla Gutiérrez y Tapachula. Sin embargo, la cifra podría ser aún mayor.
De acuerdo a datos del registro Nacional de Personas Desaparecidas de la Secretaría de Gobernación, tan sólo entre el 1 de enero y el 31 de octubre de este 2024 se contabilizaron 663 denuncias en Chiapas por desaparición de niñas, niños y adolescentes en Chiapas; de las cuales, lamentablemente, 11 de ellos fueron localizados sin vida.
Sin embargo, para la Red por los Derechos de las Infancias y Adolescencias en Chiapas (REDIAS) la cifra podría estar muy por encima de lo que expresan los datos oficiales, pues asegura que la mayoría de las agresiones suceden en zonas rurales o comunidades lejanas a áreas urbanas, por lo que sus casos no cobran la misma relevancia que la generada por los homicidios de menores ocurridos en grandes ciudades.
Muestra de ello, señala, fue lo ocurrido este año en el periodo comprendido del 13 de mayo al 14 de junio, cuando Chiapas alcanzó una de sus “cifras rojas de infanticidios” más alta de los últimos años, contabilizando un total de 14 asesinatos de niñas, niños y adolescentes en sólo un mes; además de 7 casos en los que fueron heridos en contextos de violencia criminal.
Únicamente en la semana del 13 al 19 de mayo se documentaron 4 asesinatos en Chicomuselo y la Concordia. La siguiente semana, el día 26 de mayo, durante un enfrentamiento entre grupos criminales un adolescente de 16 años fue asesinado en Pantelhó. Del 3 al 11 de junio un adolescente fue asesinado en Tila, una niña y una adolescente fueron asesinadas durante un incendio provocado en Oxchuc, dos fueron localizados muertos en Villaflores y cuatro más perdieron la vida durante un ataque armado en Pantelhó.
Se trata de una tendencia que no se ha detenido durante la segunda mitad del presente año con casos muy conocidos como el de Ricardo, ejecutado a las afueras de su casa luego de presenciar un crimen; Emily, quien falleciera calcinada luego de que hombres armados prendieran fuego su vivienda; Aaron, quien muriera luego de un ataque armado realizado cuando era llevado por su papá a la escuela; y Yuritza, quien perdió la vida debido a las balas de un enfrentamiento mientras viajaba en transporte público.
Todos y todas bajo el yugo de la misma violencia criminal sin límites que hoy tiene a las niñas y niños y adolescentes de Chiapas entre las nuevas víctimas recurrentes; algunos con casos muy mediatizados y otros tantos (la mayoría) que siguen sumándose a las cifras, entre el anonimato que provoca la lejanía de sus comunidades y el abandono sistemático de las autoridades responsables… así las cosas.