Javier Domínguez.
30 de octubre del 204. Tuxtla Gutiérrez.- Falta de servicios de salud; nula prevención de violaciones a derechos humanos y de atención en caso de detección; falta de supervisión del funcionamiento del centro por parte del titular, son algunas de las carencias que, enfrentan las prisiones de Chiapas.
La Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) dio a conocer que, de acuerdo con el Diagnóstico Nacional de Supervisión Penitenciaria 2023, el Centro de Reinserción Social de Sentenciados (CERSS) No. 15 Copainalá, fue la cárcel peor calificada en Chiapas.
Este proceso de evaluación, está basado en un rango del 1 al 10; los 14 centros de reinserción en Chiapas tienen una calificación general de 6.01.
Cabe destacar que, las mejor calificadas, son el CERSS No. 4 Femenil de Tapachula y el No. 3 de Tapachula, con 7.76 y 7.32 puntos respectivamente.
Las prisiones que reprobaron y aparecen subrayadas con rojo en la escala de evaluación son el CERSS 17, de Playas de Catazajá con 5.04 puntos. El Centro No. 16 Ocosingo con 5 puntos. El CERSS No. 5 de San Cristobal de Las Casas (4.84) y el CERSS No. 15 de Copainalá con 4.78.
La presión de Copainalá es un centro pequeño que tiene capacidad para albergar a 120 personas privadas de la libertad; sin embargo, el Sistema Informático de Diagnóstico Nacional de Supervisión Penitenciaria detalla que tiene una población de 64 personas.
Esto le dota de una buena calificación en cuanto a la distribución de personas privadas de la libertad y de no tener un sobrecupo de personas con respecto a su capacidad; otra buena observación que tuvo este CERSS, es la inexistencia de cobros, extorsión o sobornos.
También se subrayan deficiencias en la alimentación, malas condiciones de higiene, falta de áreas deportivas; falta de capacitación del personal penitenciario y del personal de seguridad y custodia; deficiente separación entre procesados y sentenciados; e inexistencia de actividades educativas, laborales que permitan una reinserción social adecuada.
