*Expertos consideran que la «contramarcha» convocada por el presidente tiene el objetivo de exhibir el respaldo ciudadano del que goza y también para recuperar la calle tras la marcha en favor el INE.
Por Lidia Arista
Ciudad de México, 22 NOV.-La convocatoria del presidente Andrés Manuel López Obrador para marchar con motivo de sus cuatro años de gobierno no solo tiene como propósito mostrar el apoyo ciudadano que tiene su administración en la recta final, también busca “minimizar” la imagen de la oposición aglutinada, recuperar el espacio público, defender el proyecto político de la llamada «cuarta transformación» y de paso revivir el llamado “día del presidente”.
Este 27 de noviembre el político de 69 años tiene una nueva cita en las calles para caminar rodeado de sus simpatizantes del Ángel de la Independencia al Zócalo y finalizar con un discurso por sus cuatro años de gobierno.
Se trata de la movilización convocada por el propio presidente setenta y dos horas después de que ciudadanos se movilizaron contra la iniciativa de reforma electoral y en favor del Instituto Nacional Electoral (INE). ¿El motivo? “El informe, cuatro años de transformación. Para ver también si la gente está contenta con la transformación”, señaló en su conferencia de prensa.
Especialistas consultados por Expansión Política consideran que la movilización llamada por el presidente es una reacción a lo que pasó en la marcha en respaldo al INE para adueñarse del espacio público en donde él siempre ha considerado que controla.
Para Aldo Muñoz Armenta, académico de la Universidad Autónoma del Estado de México, la intención del presidente es mostrar que su poder de convocatoria es mucho mayor al de la oposición, además de “eliminar” esa imagen de que su gobierno va en decadencia.
“La forma más sencilla de contrarrestar la imagen que todos vimos alrededor del Ángel de la Independencia y calles aledañas, es convocando a otra marcha. Para el presidente no solo es un tema de disputa por la narrativa, se trata de hacer notar que sigue teniendo el mando y que no es la decadencia de su sexenio, se resume en foto contra foto”, afirma.
En los últimos 30 años, son varias las marchas que ha encabezado López Obrador. En 1991 cuando era líder del Partido de la Revolución Democrática (PRD) caminó desde Tabasco a la Ciudad de México para denunciar un fraude electoral a través de la movilización denominada “Éxodo por la democracia”; en 1994 volvió a manifestarse, ahora para denunciar que había sido víctima de un fraude electoral; en 2005 encabezó una marcha silenciosa ante la amenaza del desafuero; un año después se movilizó por las calles para denunciar fraude en la primera de tres elecciones presidenciales que ha participado.
A las 09:00 horas del próximo 27 de noviembre, el presidente tiene contemplada la primera movilización de su administración, la cual tendrá como trayectoria recorrer a pie los 4.5 kilómetros que hay entre el Ángel de la Independencia al Zócalo de la Ciudad de México.
“Se trata de mostrar la capacidad de organización, el volumen de personas que puede reunir el discurso, las causas y las posiciones políticas que enarbola el presidente, frente a las que se organizaron el domingo pasado. Se circunscribe en una disputa por el espacio público y por tratar de hegemonizar la agenda pública, que es lo que ha intentado hacer el presidente en estos años no solo como titular del Ejecutivo sino como eterno político en campaña”, sostiene Gustavo Urbina, profesor e investigador del Centro de Estudios Sociológicos de El Colegio de México.
El día del presidente
Caminar por el que es su bastión político y rodeado por miles de simpatizantes podría revivir el llamado “día del presidente”, de acuerdo con uno de los expertos.
“El día del presidente era cuando el presidente rendía informe, era un día de elogios, dedicado al presidente, que se manifestaba en una marcha que era en un carro descubierto, con la gente gritando, el presidente saludando con la banda presidencial puesta de Palacio Nacional a Cámara de Diputados. El evento del 27 de noviembre intenta restaurar esta vieja práctica priista del día del presidente, del elogio, del país entero dedicado y la prensa que transmitía en directo ‘ya salió el presidente’, ‘ahí va’, que era una lógica del culto a la personalidad que él mismo se reproduce en su mañanera y que quiere incorporar este elemento”, plantea Rubén Aguilar, académico del Departamento de Comunicación de la Universidad Iberoamericana.
El “día del presidente” se “diluyó” cuando el titular del Ejecutivo federal dejó de rendir de manera personal su informe de Gobierno y optó por enviarlo a través del secretario de Gobernación y solo ofrecer un mensaje a los mexicanos.
Rubén Aguilar, quien fue vocero del expresidente Vicente Fox, señala que éste podría ser el primero de más días del presidente.
“Probablemente lo haga en 2022, dejarlo en 2023 y hacerlo en 2024, aunque fue una respuesta coyuntural aproveche para restaurar un viejo ritual priista”, dice.
Hasta López Obrador, ningún otro presidente salió a las calles a movilizarse.
«Lo que se trata es de mostrar de manera sistemática que detrás del liderazgo del presidente hay una base social que le respalda mucho más allá en las encuestas, y que se vuelve importante de movilizar cuando el presidente quiere mostrar el grado de protagonismo que sigue manteniendo en la esfera pública en la configuración de la agenda pública», dice Gustavo Urbina.
El despertar de una oposición
Antes de la marcha en defensa del Instituto Nacional Electoral (INE) y horas después de la movilización, el presidente de la República manifestó calificativos contra los organizadores y asistentes: “clasistas”, “hipócritas”, “racistas”, “corruptos”, “rateros” y como un “strip-tease político del conservadurismo en México”.
Para los especialistas consultados, al presidente ese despertar de la oposición le molestó, por lo que no dudará en salir a defender su proyecto.
“El presidente reacciona con una contramarcha porque nunca pensó que 60 ciudades, 1.5 millones de personas se manifestarían y pues el presidente desde hace años se siente como dueño del espacio público, de la calle, y de repente lo pierde, lo gana la ciudadanía, entonces queda dolido, y lo que quiere es recuperar la plaza, demostrar que tiene tanto o más poder que la ciudadanía”, afirma Aguilar Valenzuela.
Aldo Muñoz Armenta afirma que la marcha del próximo domingo 27 de noviembre, es una muestra de que el presidente defenderá su proyecto político como en su momento lo hicieron Carlos Salinas de Gortari (PRI) y Vicente Fox (PAN).
“El evento es para mostrar que no puede quedarse al margen de la contienda, que él es el jefe, que su presencia en el gobierno va más allá de sus funciones constitucionales como jefe de Estado y que está orientado a ser el jefe político de su proyecto y lo va a defender. No es el jefe del Estado mexicano solamente, no es el jefe de las instituciones, no es el comandante supremo sino también es el jefe político de su visión de gobierno y de su visión de proyecto político”, afirma.
Para Rubén Aguilar la movilización de la oposición fue percibida por el presidente como que “le quitaron la plaza” por lo que ahora está reaccionando con una “contramarcha”. Por primera vez, dice, el presidente está reaccionando y no proponiendo.