DE LAS PROTESTAS al cierre de campaña: Xóchitl Gálvez encabeza la Marea Rosa en el Zócalo de la CDMX

La Marea Rosa ya no es sólo rosa, es azul, es roja y es amarilla. Es verde, blanca y roja. Este domingo 19 de mayo, por cuarta vez en el último año y medio, cientos de miles de personas llenaron el Zócalo capitalino, convocadas por organizaciones civiles.

Esta vez el objetivo era claro y no se disfrazó: la Marea Rosa tenía que arropar a la candidata del PAN, PRI y PRD a la presidencia de la República, Xóchitl Gálvez, y al candidato de esa misma coalición a la Jefatura de Gobierno de la Ciudad de México, Santiago Taboada.

El tono de las concentraciones ha ido subiendo, se ha ido haciendo cada vez más político. Un ejemplo claro son los oradores. En la primera manifestación el elegido para hablar fue José Woldenberg, expresidente del Instituto Federal Electoral, después, José Ramón Cossío, exministro de la Corte, y para la tercera fue Lorenzo Córdova, expresidente del Instituto Nacional Electoral (INE). 

Este domingo, Xóchitl Gálvez y Santiago Taboada hablaron a los simpatizantes de los partidos que los abanderan, uniformados de pies a cabeza con sus colores y sus logos, y también a los ciudadanos, uniformados de rosa y blanco. 

Los discursos de ambos son discursos de cierre de campaña. 

“Dijeron que la clase media no salía a marchar y aquí estamos. Nos enfrascaron en una lucha clasista”, dijo el candidato de la coalición Va por la Ciudad de México a la Jefatura del Gobierno.

Algunos responden lo que escuchan y aplauden, pero la mayoría de los que están en la Plaza de la Constitución desde las 8:30 de la mañana están ahí por Xóchitl Gálvez. La exsenadora es quien necesita el arropo de la gente, es la exsenadora la que, según las encuestas, está debajo del primer lugar, de la candidata presidencial del oficialismo, Claudia Sheinbaum. 

Es Gálvez la que se ha puesto frente al presidente Andrés Manuel López Obrador, a quien tanto aborrecen los asistentes a la concentración, y por el que han salido a las calles en otras tres ocasiones. 

“Auxilio, socorro, el Peje está pedorro”, cantaba un asistente de la Marea Rosa una hora antes de que Gálvez subiera al estrado, mientras buscaba otra entrada al Zócalo de la capital del país, que no fuera la calle de Madero, prácticamente bloqueada desde las 10 de la mañana. 

En cuanto Xóchitl Gálvez aparece en el estrado, los asistentes se prenden. Gritan su nombre, acompañado de la palabra “presidenta” y lo repiten como mantra. 

Los “xochilovers” asienten a las frases de la candidata durante su discurso, le responden, como si hablaran con ella. 

“Antes de partido tengo patria”, dice Gálvez citando al general conservador Miguel Negrete. 

“Eso”, responde una mujer, de rosa, junto a su esposo. 

“Vamos a ganar para unir”, menciona Gálvez. 

“Exacto”, contesta un hombre que sostiene un paraguas sobre una mujer mayor en silla de ruedas.

El discurso de Xóchitl Gálvez no excluye. No excluye, por ejemplo, a los maestros de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), con quienes la Marea Rosa tuvo que compartir la plancha del Zócalo. 

Los maestros llegaron el 15 de mayo pasado para protestar por aumentos salariales y se quedaron ahí en un plantón que fue replegado la noche del sábado hacia la esquina del Zócalo que comparten el Palacio Nacional y el edificio de la Jefatura de Gobierno capitalina. Son maestros principalmente de las secciones 9, 10 y 11 que pertenecen a la Ciudad de México.

Desde que la Marea Rosa se acerca a su campamento comienzan las tensiones. Hay jaloneos, golpes e insultos entre los asistentes de la concentración y los docentes. Hay quienes se calientan y no escuchan. Pero también hay varios que dialogan durante un rato antes de que Xóchitl Gálvez y Santiago Taboada hicieran su aparición.

Mientras una de las animadoras dice: “Nos quitaron un espacio”, algunos asistentes de la Marea Rosa platican con los maestros, les preguntan por la situación que están pasando y sus razones para protestar.

Coinciden ambas partes que la educación está cada vez peor. Algunos docentes les hacen hueco a los asistentes de la concentración a la sombra de sus carpas. 

“Los partidos políticos son como la caca, pero con diferentes moscas”, le dice el maestro José, de la Ciudad de México, a un asistente de la Marea Rosa, vestido de blanco y azul de pies a cabeza. 

El que verdaderamente es maestro no repara en enseñar su credencial y en platicar sus reclamos. Hay otros que esconden su cara, se molestan ante las cámaras e insultan a la menor provocación.

“Uno nunca sabe, capaz que Xóchitl nos convence”, asegura la maestra Claudia, mientras sostiene una pancarta que reza: “Gobierne quien gobierne los derechos se defienden”. 

El discurso de Gálvez es principalmente emotivo. Sin proponer nada en específico, apela a los sentimientos de los presentes que gritan, sobre todo, cuando menciona a las madres de los desaparecidos y a las feministas. 

Xóchitl Gálvez podrá no ganar las elecciones el 2 de junio, pero ya gritó vivas en un Zócalo repleto de gente. Viva la democracia, viva la libertad y viva México. 

Para Xóchitl Gálvez este domingo es la concentración, es el partido del Cruz Azul y es el tercer debate. Con el Zócalo a reventar ya cumplió y venció con uno. Xóchitl logró algo que las otras tres olas de la Marea Rosa no habían podido: más personas y más jóvenes. 

Cuando termina la manifestación y el Zócalo comienza a vaciarse, Omar, de sólo 12 años, les dice a sus papás: “Y habrá una más que valga más que las cuatro: el 2 de junio”.

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