Ecce Homo, por Romel Rosas ·
En la segunda mitad del siglo pasado, Maurice Duverger, uno de los más importantes científicos políticos franceses y del mundo, definía al Estado – y a la política misma – como una imagen y semejanza del Dios romano Jano; es decir, este siempre tiene y tendrá en su manera de actuar dos caras; las cuales aunque parecieran contrarias entre sí, en realidad son parte de su propia naturaleza, una no podría existir sin la otra y viceversa.
Vista desde este enfoque se puede estudiar a la política como el arte de mantener el poder establecido formalmente a favor de una clase social dominante y, por el otro como la forma de ejercer el poder en favor de los más desprotegidos y con ello, estar en posibilidad de brindar el acceso a todos los satisfactores sociales mediante el “buen” ejercicio de este. En realidad, la una no puede subsistir sin la otra y, al final son complementarias.
Traigo a colación este tema, porque en nuestro país estamos inmersos, formalmente, desde septiembre del año pasado, en la carrera por la sucesión presidencial, misma que a decir de muchos opinólogos de la política y de algunas partes de la población, sólo está generando una mayor división social y atomizando a la ya de por sí, nada unida sociedad mexicana.
Las herramientas que usan tanto los integrantes de la coalición gobernante, como la coalición opositora y el partido autodenominado como “la nueva política”, mantienen los estándares que durante décadas se han analizado por los científicos políticos: la polarización de la sociedad, como la base para integrar un gobierno y, de esta manera poder mantener privilegios para las élites que puedan gobernar.
En las campañas políticas que comenzarán dentro de poco más de una semana, veremos como los discursos intentarán “seducir” a los probables votantes hacia uno u otro lado. Si bien es cierto, que cada de uno de los participantes en la contienda tiene una base de “voto duro” mismo que en el cálculo político puede darse por descontado hacia la llegada de la jornada electoral; una buena parte de la población emite su voto dependiendo como le “haya ido en el baile”, no en el sexenio, sino en los meses, semanas e incluso días previos a las elección. Por ello es tan importante el periodo de la campaña, propiamente dicha.
Valiéndose de todos los medios posibles, los “cuartos de guerra” de las candidatas y el candidato a la Presidencia de la República, intentarán por todos los medios posibles convencer aquella parte de la sociedad del por qué cada uno es la mejor opción para gobernar este país. Profundizarán, como ya lo han venido haciendo, en las diferencias en el estilo de gobernar, en eliminar los privilegios de las élites (sí aunque pareciera que sólo un partido habla de ello, al analizar el discurso de las participantes y el participante en la contienda, vemos que todos tratan el mismo tema, desde diversos ángulos, por supuesto) y, sobre todo, los beneficios que tendrán nuestro México gane quien gané.
Es precisamente ese discurso de gobernar para todos y cohesionar a la sociedad, lo que en los hechos, hace ver la otra cara de Jano, pues, por el otro lado, como mencioné, la misión es polarizar a la sociedad, dividirla; para ello las redes sociales serán uno de los instrumentos fundamentales en donde veremos como tanto de un lado como del otro, se volverán fundamentalistas de sus creencias, más allá de abrirse a un debate constructivo en donde las ideas del otro puedan ser buenas e incorporadas a los programas de gobierno; se basará todo en el “tú estas mal y yo estoy bien, porqué lo digo yo y punto”.
Finalmente, la sociedad expectante, poco politizada (cosa que favorece a las élites políticas, entre más apolíticos existan mejor), será sobre saturada de spots televisivos, radiofónicos y por todos los medios electrónicos del porqué uno es mejor que el otro; para que al final, el día de la votación, en la soledad de la casilla, esa misma información a la que tuvieron acceso, y de la cual muchos dirán estar cansados y los llevará a anular su voto o a no participar en la jornada, les llevará a sufragar a favor o en contra de alguno de los candidatos.