Ciudad de México, 06 NOV.-«Preocupante que EU mire a otro lado frente al autoritarismo en México»: Juanota Goebertus, Directora para las Américas en Human Rights Watch. EU ha manejado un doblo rasero guardando silencio frente a los ataques de AMLO a los periodistas… Las decisiones en México desde el poder político apuntan a la militarización». (Entrevista).
En los tres meses que van desde que asumió el cargo como nueva directora para las Américas en Human Rights Watch (HRW), la colombiana Juanita Goebertus no se ha bajado de un avión. Primero rumbo a Brasil, luego México y más recientemente a Europa y Estados Unidos para hablar sobre los enormes problemas que aquejan a la región.
Si bien estos desafíos no son nuevos, su mandato al frente de esta prestigiosa institución en reemplazo de José Miguel Vivanco coincide con un marcado deterioro de la democracia en la región y agudas crisis que atraviesan a varios países del Hemisferio. En entrevista exclusiva para el Grupo de Diarios América, la abogada y politóloga hace una radiografía de los retos para el continente, plantea soluciones y, de paso, lanza fuertes dardos contra Washington por su «doble rasero», como en el caso de México, o lo que ella califica como «falta de interés» hacia América Latina.
Entiendo que acaba de volver de un viaje de casi un mes por EU y Europa. ¿Qué objetivo tenía?
—En Washington, en particular, tuvimos reuniones con la administración del presidente Joe Biden, el Congreso, miembros de la sociedad civil, centros de pensamiento y otros actores.
Los encuentros estuvieron centrados en tres objetivos. En primer lugar, tener una conversación sobre los diálogos entre la oposición y el régimen venezolano, muy en los términos de la carta que le acabamos de mandar al presidente Gustavo Petro sobre la importancia de una salida negociada, pero que garantice que sobre la mesa esté el tema de derechos humanos, la liberación de presos políticos, garantías de investigación y judicialización de las gravísimas violaciones a los derechos humanos que ya han sido calificadas por Naciones Unidas como crímenes de lesa humanidad, y garantías para que haya elecciones libres en este país.
También tratamos el tema del surgimiento del autoritarismo en la región, particularmente en El Salvador, que nos preocupa muchísimo; Brasil, donde había alarma por la posibilidad de que Bolsonaro desconociera los resultados electorales; y el caso de México, donde estamos viendo que las decisiones del presidente (…) López Obrador apuntan a la militarización, mientras hay persecución de periodistas y cierre de los espacios cívicos, entre otras cosas.
Usted y HRW han dejado clara su preocupación por la consolidación de regímenes autoritarios en la región y el deterioro de la democracia. ¿Qué causas le atribuye y qué se puede hacer para corregir esa trayectoria?
—Lo que hemos visto es una tendencia, que no es idéntica en todos los países, del crecimiento y ampliación de poderes de regímenes autoritarios tanto de derecha como de izquierda donde el eje común es una pérdida dramática de la confianza en la democracia, en los partidos, en el Estado de derecho y en las instituciones. De alguna manera, la sociedad siente que ha habido un rompimiento del contrato social y creen que los regímenes democráticos no prevén bienestar, y eso ha creado un clima de polarización en América Latina que se suma a deudas históricas como, la pobreza y la desigualdad, ser una de las regiones más violentas e inseguras del mundo y el fracaso en la lucha contra la corrupción.
Y a eso se añade el avance de la deforestación y de una crisis migratoria ascendente. En ese contexto de enorme frustración, regímenes autoritarios que supuestamente se erigen en contra de este fracaso de gobiernos anteriores ofrecen ser la solución. Y la ciudadanía, en algunos casos, acepta ceder en sus derechos. Pero lo que vemos es que esos problemas, en vez de atenderlos es que surgen nuevos tipos de violaciones a los derechos humanos.
Eso como diagnóstico, pero, ¿cuál es, según HRW, la solución?
—Hay que enfocarse en fortalecer a la sociedad civil, organizaciones de mujeres, indígenas, defensores de derechos humanos, que sin importar ideologías están levantando la voz y resistiendo por sus derechos. Allí está la esperanza para bloquear este tipo de regímenes.
En Brasil, si bien Lula ganó las elecciones presidenciales, el debate se centró en si el presidente Jair Bolsonaro reconocería su derrota que, sumado al cuestionamiento de los resultados y del sistema electoral vivido por Donald Trump en EU, parece que se está convirtiendo en una tendencia de la política regional. ¿Qué tan preocupante lo ve?
—Bolsonaro se dedico durante años a atacar el sistema electoral a pesar de que él fue electo cinco veces al Senado con ese mismo sistema y tila presidencia en 2018. Lo que hizo, a través de la desinformación, fue atacar la legitimidad del proceso para luego poder decir que no tenían otra opción que desconocer. Por fortuna, y a pesar de que este fue un periodo electoral supremamente violento, tuvimos una primera y segunda vuelta pacíficas y unas autoridades electorales y judiciales que de manera rápida tomaron decisiones, no sólo para reconocer los resultados, sino para tomar medidas como la restricción al porte de armas. Si bien Bolsonaro no ha reconocido de manera clara el triunfo de Lula [pero sí el proceso de transición], eso permitió que el mundo entero reconociera los resultados. Eso demuestra que incluso en países con líderes como Bolsonaro, donde siguiendo el libreto de Trump se puso en jaque a la democracia, cuando hay instituciones electorales y judiciales fuertes es posible poner freno a ese proceso de deterioro.
¿Cómo evaluaría el papel de Biden en estos dos años que lleva en la Casa Blanca?
—Hay que reconocer que hubo un cambio de discurso frente a Trump, por ejemplo, en el tema migratorio. Un discurso más alineado con los derechos humanos y las garantías al Estado de derecho tanto en EU como en Ja región. Sin embargo, yo estoy convencida de que las limitaciones domésticas y la puja tan fuerte por el poder electoral y el cuestionamiento de los resultados que existe no permite que eso se traduzca en cambios en la política pública. El mejor ejemplo es el migratorio donde hoy, pese al cambio de discurso, seguimos viendo pactos para que exista una tercerización de la política en la que México frena el paso de migrantes para evitar que lleguen a la frontera.
En México, HRW cuestionó el autoritarismo del presidente López Obrador y la militarización de ese país bajo su mandato. ¿No le sorprende el silencio de actores claves como EU y otros en la región?
—Nos preocupa muchísimo. Es evidente que EU ha manejado un doble rasero guardando silencio frente a los ataques de López Obrador a la rama judicial, a los periodistas, a la forma como ha usado la justicia para perseguir a opositores o la manera como rotula de enemigos a miembros de la sociedad civil y defensores de derechos humanos y ataca el sistema electoral. A pesar de la gravedad de este tipo de derivo autoritario, que se suma al proceso de militarización, EU mira para otro lado. La preocupación de la sociedad civil es que si México está dispuesto a asumir esta política de tercerización en la migración para evitar que lleguen a la frontera, entonces ellos guardan silencio. Otro escenario que prueba la pérdida de relevancia de EU en la región.
China, señalado por sus constantes violaciones a los derechos humanos y régimen antidemocrático, es el principal socio comercial de América Latina. Da la impresión de que cuando hay plata de por medio los gobiernos miran para otro lado. ¿Cree que es así?
—La falta de atención de EU ha permitido que China tenga más acceso a América Latina. Los chinos en muchos casos han sido pragmáticos porque no imponen condiciones, sino que se muestran dispuestos a hacer inversiones y eso le conviene muchísimo a regímenes autoritarios. Hay que hacer un llamado a los gobiernos de EU y Europa para que entiendan que es fundamental tener una relación activa con América Latina basada en la protección de los derechos humanos y en el fortalecimiento del Estado de derecho.
«En Washington tratamos el caso de México, donde estamos viendo que las decisiones del presidente (…) López Obrador apuntan a la militarización»
«La falta de atención de Estados Unidos ha permitido que China tenga más acceso a América Latina. Los chinos han sido pragmáticos porque no imponen condiciones»