Realidad Novelada, por J.S. Zolliker ·
Para el Dr. González, el ambiente no podía ser menos esperanzador: el partido en el poder se había fortalecido en las recientes elecciones y se ha estado, activamente, desmantelando el sector salud público y en especial, a los institutos de investigación, a los que ha dedicado toda su vida profesional.
El Dr. González estudió medicina para ayudar a la gente, pero ahora siente que es lo que menos puede hacer. Además de la larga carrera de base, estudió cirugía y se especializó en neurología y se sub-especializó en neuro-oncología y sus complicaciones, haciendo labores de investigación especializada en diversas universidades del mundo, por lo que apenas volvió a México, inmediatamente fue contratado como investigador en uno de nuestros más prestigiosos Institutos de Salud.
Desde un inicio, el Dr. González comenzó a atender a pacientes con complicaciones serias que llegaban a su hospital, y sobra decir, que lo hizo con tan buenos resultados que pronto sus superiores le solicitaron se dedicara de lleno a la atención de urgencias. El objetivo que le pusieron era claro: salvar a la mayor cantidad de personas que le fuera posible, cuidando los muy limitados recursos de la institución. Ello implicó imponer un triage bueno y eficiente en urgencias, para poder identificar a los pacientes y atender a los que fuese posible rescatar e inmediatamente, derivar a otras instituciones, a los otros para que las camas y recursos se utilizaran para el bien común.
En eso estaban cuando llegó la pandemia. A su instituto, así como a todos los demás, los volvieron área de atención Covid-19. Como sucedió en muchos lugares, ante la falta de equipo de protección personal y de protocolos claros para la atención de la nueva enfermedad, la mayoría del personal solicitó ser enviada a su casa por autoconsiderarse de alto riesgo. Él, no. Él, junto con una compañera y otro médico, llevaron las urgencias de forma permanente e incansable durante el tiempo que duró la emergencia sanitaria.
Pero como todo pasa en algún momento, llegó el tiempo de retomar las cosas donde se vieron interrumpidas, pero no contaba él ni nadie, que las instrucciones vertidas desde detrás de un escritorio de un político, les trastornarían todos los avances, pues al desaparecer el Fondo de Enfermedades Catastróficas, al eliminar el Seguro Popular y al crear y desechar el INSABI, ahora les están obligando a recibir y a atender a cualquier urgencia “recomendada” que les llegue, sin importar el triage y comprometiendo entonces, la función, la vida y a la salud de pacientes que habrían tenido una oportunidad real de recuperarse o sobrevivir, si las camas no estuvieran ocupadas de pacientes “recomendados” y si se tuvieran los recursos suficientes.
Los ejemplos sobran. Uno de ellos es el área vascular: ahí se atienden a personas con un infarto o sangrado cerebral, pero si el evento que sufrieron fue trombolítico y fue hace más de 4 horas, toda la literatura lo demuestra, el medicamento no sirve para nada. Pero ahora, por instrucciones políticas, máxime si vienen recomendados, les tienen que recibir y administrar dosis que podrían salvar a alguien más.
Sucede que por levantar la voz y hacerlo notar, lo han removido de su puesto y lo han mandado a un pequeño cubículo, alejado de todo, con un viejo escritorio y una máquina de escribir, argumentando que está adscrito como investigador y no médico tratante, para que aprenda que no debe cuestionar al jefe que, a su vez, quiere quedar bien con sus jefes y obedece locuras sin chistar.
Porque así funcionan las cosas ahora: si no eres amigo de la causa, si no sigues órdenes sin pensar ni cuestionar, te vuelves un paria y un indeseable. Y laboralmente, el gobierno más justo de la historia, no les reconoce derechos a los médicos por ser considerados personal de “confianza”. Y pues eso tenemos ahora: institutos con pocos recursos, mal administrados, mal dirigidos, desperdiciando incluso lo poco que hay, para atender a los “recomendados”. Eso tenemos en todos lados: institutos de salud de cuarta, muy acordes con los nuevos tiempos.