En la Mira // Héctor Estrada
La desigualdad de ingresos per cápita entre Chiapas y las entidades del país con mayor desarrollo económico es ahora, incluso, más grande que la que había hace cuatro décadas. Se trata pues de un dato desconcertante, pero revelador sobre una brecha que no sólo parece haberse normalizado, sino que sigue creciendo pese al paso de los gobiernos y las promesas sexenales.
La investigación hecha por Raymundo M. Campos Vázquez, publicada en su libro “Desigualdades: Por qué nos beneficia un país más igualitario”, revela el fracaso de las políticas económicas federales a lo largo de cuarenta años para un país donde el desarrollo de sus regiones socioeconómicas ha sido bastante inequitativo.
El Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) publica el PIB por entidad federativa desde 1980. De esta forma, usando esos datos y los proporcionados por el Consejo Nacional de Población (Conapo) el investigador pudo obtener una comparativa de la población por entidad, el Producto Interno Bruto (PIB) y el ingreso por habitante desde los años ochenta, calculando así una medida que aproxima el bienestar de las personas en cada estado.
Como resultado de este cotejo, se obtuvo que en 1980 Chiapas tenía un ingreso promedio anual por habitante cercano a los 74 mil pesos, mientras que en la Ciudad de México era de 154 mil y en Nuevo León de 152 mil (ajustados por inflación para el año 2013). En otras palabras, la Ciudad de México y Nuevo León tenían el doble de ingreso por habitante que Chiapas.
Sin embargo, para 2021 la brecha se ha hecho aún más profunda. Y es que, actualmente la Ciudad de México tiene un ingreso promedio por habitante de 321 mil pesos, Nuevo León de 240 mil y Chiapas de 47 mil. Es decir, Chiapas es más pobre hoy en ingresos per cápita de lo que era en 1980, hace más de cuarenta años, y la Ciudad de México es ahora casi siete veces más rica que Chiapas, y Nuevo León cinco veces más.
Las entidades del sur, como Chiapas, Guerrero y Oaxaca, se han mantenido en un estancamiento bastante prolongado. Se trata pues de un problema muy grave que parece agudizarse. Resulta evidente que no ha habido estrategias efectivas para acelerar el desarrollo de la región (considerada la más pobre del país), pues en los tres casos el crecimiento económico ha sido nulo o, incluso, con tendencia negativa como sucede con la entidad chiapaneca.
Y el panorama futuro no luce nada optimista. Según la investigación de Campos Vázquez, si el ingreso por habitante en la Ciudad de México o en Nuevo León crece a una tasa del 1.5% anual -como hasta ahora- durante un periodo de cincuenta años, y si Chiapas se mantiene en la misma tendencia (no es un supuesto muy radical, dado que los últimos cuarenta años han sido negativos), entonces la desigualdad amenaza con crecer aún más.
Como dice el propio investigador, no se trata de una responsabilidad que recaiga exclusivamente en los gobiernos de las entidades, sino de un abandono sistemático de la Federación hacia una región mexicana bastante rica en recursos naturales, extensa territorialmente y con capacidad productiva que, lamentablemente, solamente ha sido utilizada como objeto de “explotación primaria” en todos los sentidos… así las cosas.