Tubo de Ensayo, por René Delios ·
Y es que no se puede defender a quien hace todo lo contrario para ello, e incluso promueve el desprestigio de quienes lo critican aún con razón, como lo hace con los periodistas, a los que acusa de estar vendidos, porque como él -que lo hace sin pruebas-, señalan que hay irregularidades en la 4T, cuando a AMLO le han buscado de todo y no le han encontrado nada, esa es la verdad, porque de lo contrario hubieran ya hecho el escándalo necesario en busca de recuperar lo que sienten que les despojaron: el presupuesto.
Y de eso si hay pruebas con el ataque sistemático, de a diario, que no ha recibido jamás, presidente alguno, y aun con eso, ni lo mueven, y ahí están las estadísticas.
Pero otra cosa es darse con los empresarios reaccionarios, que ven en el populismo lo contra natura a la capacidad individual, y que son los que generan el empleo, el valor agregado y contribuyen bastante con el desarrollo.
Pero esos compas no son un programa social: ellos solo quieren ganar dinero, y si el financiamiento primero y los costos de producción son bajos, mejor, que es lo que le cuestiona el presidente, cuando el obligado a estabilizar o equilibrar el desarrollo humano en la nación es el gobierno, y si encontró que en ese rubro las pasadas administraciones -incluyendo los estados como Chiapas-, solo explotaron como se hace ahora, a la pobreza, pues realmente, desarrollo social o humano a destacar no hay.
No hay, esa es la verdad.
Porque eso de Dos Bocas, Tren Maya o el Aeropuerto AIFA, no es para pobres; los buenos sueldos que habrá en la refinería es para estudiados, y los que podrán viajar en el tren o volar desde el Felipe Angeles, no van a ser los pobres, ni al caso.
¿Cuál populismo en esas obras?
Pero como no se las dieron a hacer a los recalcitrantes empresarios, pues con todo a cuestionar esas obras, de las que -también a diario- generan desinformación en la idea de que, así, le bajan imagen al tabasqueño, cuando de siempre los presidentes han decidido por sobre la sensibilidad popular, y así fue con Texcoco o Veracruz, cuya ampliación del puerto para hacerlo el más grande de América latina del lado del Atlántico, es un proyecto que se inició durante el gobierno de Peña, y no ha merecido un solo ataque de AMLO, lo que deja en claro que la cancelación de esa obra aeroportuaria, fue un capricho del actual mandatario, como ha pasado siempre.
Siempre.
Ya se vio en 2020 -cuando estaba en su apogeo la pandemia- que no se puede crecer sin la participación de la planta productiva; por lo qué es estéril -y en perjuicio del país- esta confrontación entre esos empresarios y la 4T: ahora se montan en la vaina de que defienden al INE, a la democracia, cuando, esa democracia a la mexicana está bajo el beneficio de la duda en el mundo, en el que saben que, esta no se da nie en los partidos, desde los que imponen a los candidatos, preferidos, y hasta amantes ignaros de los temas de la nación.
En el argot internacional tienen claro que la democracia mexicana no es tal, por lo que -es evidente- todo eso de defensa del INE, la democracia, el voto, es demagogia, pero no del gobierno -curiosamente- sino de parte de los que financian este movimiento que -como todos- cuesta, y no a los acarreados como se dice: ¿Saben lo que cuesta movilizar medio millón de personas aun lleguen con sus propios gastos?
Mínimo diez millones de pesos, solo en logística y difusión, ya no se diga distribución, y eso sale de algún lado, y es por eso que el presidente dice que el dinero necesario llega de los Estados Unidos, vía Claudio X. González, acusación que no desmienten de aquel lado, y que hasta celebran los ultra derecha de éste que, carecen, de nacionalismo y por ende, de compromiso social.
Por ellos los pobres pueden seguir en el lodo, mientras ellos tengan mercedes, privilegios.
Y así, retórica por un lado, descalificativos por otro, se neutralizan ambos bandos y las consecuencias, otra vez, la paga el pueblo y mientras, los seguidores de cada lado, defiende a sus posturas en vez de reclamarles a sus líderes y dirigentes que dejen la confrontación y se acerquen a ver por dónde encuentran una vía para dialogar, porque se trata de México, que somos todos, no cada cual por su cada quien.
Digo, porque el combate a la corrupción -a la que se le echan todas las culpas- es cosa a la que tienen que entrar pueblo, no solo el gobierno, pues esta no se gesta sola, y aunque no se diga, la realidad social es que viene del pueblo, pues como los delincuentes en el crimen organizado, los funcionarios corruptos también salen del pueblo.
¿Es ya consecuencia del modus operandi de la sociedad mexicana?
Por eso insisto que la corrupción no se elimina por decreto, y amerita un trabajo sociológico más serio, y reconocimientos más francos, porque les guste o no, los neoliberales corruptos, o los populistas retóricos, son mexicanos, parte de una generación hecha en el siglo pasado, por un partido del que emanó el propio presidente, que fue institucional a ultranza en su momento, por lo que conoce el intríngulis muy bien lo que critica, cómo opera.
Pero en su andar se volvió intolerante, y eso lo hace otro -sí otro- portador de la verdad y no lo es; su 4T no es perfecta, y no va a continuar en el próximo sexenio pues ¡Todos! sus posible sucesores van a llegar con lo propio, y como siempre ha sido, poco a poco van a tratar de borrar -sin éxito desde luego- lo hecho o proyectado por el quizás presidente más popular en un siglo, y el que más legítimo es desde la Revolución de 1910, y cuyo gobierno levanta pese a la critica mala fe que le siguen aplicando sin éxito, sus enemigos, porque no son adversarios: algunos la tienen hasta personal.
Hoy -pese a lo que dijeron en la Coparmex y Frenaa- hay facilidades para la inversión, y la que llega es la extranjera directa, ya sin mercedes y privilegios -que aparte de la ventaja de los bajos sueldos, pedía concesiones abusivas-, y que este año puede ser más alta incluso que el de la iniciativa privada nacional, atorada -también insisto- en posturas reaccionarias, que no deberían afectar en los negocios, y eso se vio -o conoció- cuando se supo que no pocos quedaron bajo riesgo de quedar fuera de los beneficios del T-mec, por no querer nada con la 4T -que es el gobierno, el que renegoció los nuevos tratos-, pensando que los podrían hacer directos con EU.
No, no se puede: es evidente que ese trato no solo es económico, sino también logístico, pues somos el flanco sur del coloso.