27 AÑOS de la masacre de Acteal: la herida sigue abierta

A pocos días de cumplirse 27 años de la masacre en Acteal, la impunidad persiste y la exigencia de justicia no se apaga. La Organización Sociedad Civil Las Abejas de Acteal ha convocado a una serie de actividades para recordar a las 45 víctimas, así como a los cuatro bebés no nacidos que perdieron la vida el 22 de diciembre de 1997, cuando un grupo de paramilitares perpetró uno de los sucesos más trágicos en la región Altos de Chiapas.

Las actividades comenzarán el 20 de diciembre con oraciones y ayunos tanto en Acteal como en San Cristóbal de las Casas, en la Iglesia de Guadalupe, en memoria del sacerdote Marcelo Pérez Pérez, una figura cercana a las luchas de las comunidades indígenas. La organización invita a todas las organizaciones civiles, feligreses y a la sociedad en general a unirse en esta jornada de reflexión y solidaridad que busca recordar a las víctimas y, sobre todo, reiterar el llamado urgente a que se haga justicia.

El 21 de diciembre, las acciones continuarán con oraciones y ayunos en memoria de los caídos, un acto de resistencia pacífica que ha caracterizado a Las Abejas desde aquel trágico suceso. Finalmente, el 22 de diciembre, día en que se cumplen 27 años de la masacre, se llevará a cabo una marcha conmemorativa. La movilización partirá a las 8 de la mañana desde la comunidad de Majomut hasta el centro de Acteal, donde se realizarán ceremonias religiosas y se dará lectura a un comunicado.

Durante estos actos, la organización insistirá en que, pese al paso del tiempo, la justicia aún no ha llegado para las familias de las víctimas. A 27 años, el dolor no solo radica en recordar la brutalidad de aquella mañana de diciembre, sino en constatar que los responsables siguen libres, mientras las heridas de la comunidad permanecen abiertas.

La masacre de Acteal es un recordatorio doloroso de la violencia que ha golpeado a los pueblos indígenas y de la falta de respuesta del Estado para garantizar justicia y reparación. La voz de Las Abejas, pacífica pero firme, resuena una vez más: “Ni olvido ni perdón”, un grito que interpela a las autoridades y a la sociedad a no dar la espalda a un crimen que marcó la historia reciente de Chiapas.

El llamado es claro: recordar a las víctimas, acompañar a la comunidad en su lucha y exigir justicia, no como un acto de memoria pasajera, sino como una deuda histórica que debe saldarse.

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